Quisiera que Soledad
volviera hacia mí sus ojos;
quisiera ver su mirar
y de frente ver su rostro.
Quisiera que Soledad
se olvidara de su enojo
y yo ver en su mirar
si aún queda algún rescoldo.
Sé que Soledad se ha ido
y no puedo verla más;
mas imploro que un día venga
para encontrarme con ella,
y entonces le cantaré
estas mismas cosas bellas
sin dejarla de mirar.
Quisiera que Soledad
volcara hacia mí sus ojos
y abrirme su corazón: yo le mostraré mi gozo
Pero ella marchó ya
y yo me quedé muy solo,
¡qué pena no verla más!,
pues no podré ver sus ojos,
tampoco oírla cantar;
no podré tocar sus labios
ni besarlos, ni pensar;
ni pensar en otra cosa
que no seas tú, ¡Soledad!
Quisiera que Soledad
buscara atrás en el tiempo, pues desde entonces la quiero
y no la dejé de amar.
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