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lunes, 21 de diciembre de 2020

NEFASTO

 

CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ

         Nefasto era abominable por naturaleza y nada más que al levantarse. Podía estar muy dicharachero por la mañana pero siempre acaba discutiendo y enfrentándose a todos.

Nefasto se propuso el día de su quincuagésimo cumpleaños ser más transigente y menos desgraciado. No lo consiguió porque no podía dar más de sí. Tanto si iba a favor, o en contra de los acontecimientos, era muy obstinado y así se enardecía él mismo.

Parecía vivir en continua contradicción, por eso cuando hablaba ya nadie le escuchaba, y sufría cuando lo hacían, pues se sonreían irónicamente, con la mirada perdida, sin mover un solo músculo del rostro.

Todos sus amigos pasaban de su conversación, manifestando una ausencia auditiva. Esto le ofuscaba más y le malhumoraba porque notaba el desprecio. No quería liarla y seguir siendo así. Se mantendría en su empeño; todo consistía en avanzar dando pequeños pasos.

Un día decidió no hablar más que lo imprescindible, solo cuando le preguntaban cosas del trabajo, lo cual agradecía. Se reprimía en exceso al contestar, motivo por el cual llegó a comprender que esto le favorecía.

Las flores ni las tocaba, no quería hacerlo porque podrían deshojarse. La hierba del parque, tampoco, por si dejaba de crecer. Cuando se cruzaba con alguien, simplemente hacía un movimiento de cabeza, acompañándolo de un abrir y cerrar de ojos, o un movimiento simulado de labios. Ni se atrevía a decir buenos días porque no fueran a tornarse malos.

 

Por fin, Nefasto había cambiado su actitud con la gente, ahora era muy amable y precavido.

Consiguió hablar con dulzura y ser simpático con todos sus rivales. Fue entonces cuando la gente comenzó a estar encantada con él. Y se alegró tanto.

martes, 8 de diciembre de 2020

RECETA DE SOLOMILLO EN SALSA

 (Al estilo de María Teresa Hayas)    

Cristóbal Encinas Sánchez

 INGREDIENTES PARA 7 RACIONES

 - 2,250 kg de solomillo de cerdo a trozos

- 800 gr de cebolla picada

- 1 cabeza de ajos grandes picada

- 800 gr de tomate (raspado)

- Un pellizco de romero ( con los 5 dedos)

- Un pellizco de tomillo

- Pimienta casqueada

- 4 hojas de laurel

- 1/4 de litro de vino de la ribera

- Sal al gusto

-1 litro de caldo para sopa

- 1 kg de patatas cortadas en dados de unos 2 cm.

- Aceite AOVE para freír

MODO DE HACERLO

            Se sofríe el solomillo a filetes de 1cm de espesor, con un poco de sal y pimienta hasta sellarlo, de forma que no se le vaya todo el jugo.

Previamente se ha cortado la cebolla a trozos pequeños (1cm) y se echa a freír. A continuación se le añaden los ajos bien picados, el tomate, el laurel, el romero y el tomillo.

Se le echa el vino y se deja freír hasta que se haya evaporado todo el alcohol. Después se le añade el solomillo y un litro de caldo de sopa y se mantiene a fuego lento hasta que se embeba el caldo, se haga la salsa y se vea que ha quedado al gusto.

A la par se han estado friendo las patatas.

Se pondrá, al final, la ración deseada en cada plato para servir.


martes, 1 de diciembre de 2020

RECETA PARA HACER ANDRAJOS

 

Al estilo de María Teresa Hayas

(Cristóbal Encinas Sánchez)

 INGREDIENTES (PARA 8 PERSONAS)

1.- 500 gr de cebolla

2.- 600 gr de pimiento rojo

3.- 400 gr de pimiento verde

4.- 1 cucharadita de pimentón dulce (del café)

5.- 1/2 cucharadita de pimentón picante ( " "  )

6.- 1/2 cucharadita de pimienta molida  ( "    " )

7.- 800 gr de berenjenas

8.- 600 gr de tomate fresco

9.- 4 hojas de laurel medianas

10.- 1 y media pastillas de avecrem

11.- 500 gr de bacalao desmigado

12.- 200 gr de harina

13.- 1,25 litros de agua

14.- 1 cucharadita de sal ( al gusto, que ya la lleva también el bacalao)

15.- Yerbabuena y/o albahaca (un puñaíllo)

16.- Aceite de oliva virgen (extra)

 

Proceso de cocinado:

Se fríen todas las hortalizas por separado. Primero la cebolla para que le dé gusto a las demás.

Cuando se esté friendo el tomate, se le añadirán los pimentones para que se tuesten un poco; y la pimienta se añade después.

A la harina, para hacer las tortitas, se le echará un poco agua en un tazón hasta se la beba. Se le añade una pizca de sal y más agua. Se va amasando hasta que quede la masa compacta, bien trabada. A continuación, se le deja reposar de treinta minutos a una hora.

Se pone una olla, de unos 4 litros de capacidad, con el volumen de agua ya indicado. Se pone a calentar hasta que llegue a una temperatura elevada, pero sin hervir. Después se le van echando todos los alimentos fritos a la vez, removiendo la mezcla.

Antes de llegar al punto de ebullición, se van echando las tortitas (todo lo finas que se pueda) y encima un puñado de yerbabuena  y/o de albahaca.

Todo se remueve hasta que se consiga la ebullición. Medía hora hirviendo. Apartar y servir.

(NOTA: ES UNA BUENA FORMA DE PREPARAR UNA BUENA COMIDA Y DE PASAR DOS HORAS ENTRETENIDOS. ¡FORMIDABLE!)

 

jueves, 5 de noviembre de 2020

AROMADAS AGUAS


Cristóbal Encinas Sánchez

En jarrones labrados y esbeltos,

las aromadas aguas que traéis

para limpieza de mi desvalido cuerpo

-escultura impropia de ornamento-,

dejadlas, no me las echéis.

Dejad a la esperada lluvia que haga ese trabajo,

que me implante todos sus reflejos,

y con una toalla de algodón o de hilo viejo

se libere mi mal y se ahogue mi sorpresa.

Y escapen de mi boca palabras complacientes.

Que si tú fueras aún más arisca,

como a un cofre dorado me aplicaras 

con fuerza chorros de jabón y un estropajo,

le sacaras de mi piel su antiguo brillo.

Y así pudiera juntarme con la brisa,

limpio de prejuicios, que soy viejo,

lleno de deseos y de prisas

para esperar sentado en la decencia

un nuevo estado de confinamiento.


miércoles, 4 de noviembre de 2020

VIVO DE HISTORIAS


Cristóbal Encinas Sánchez

 

Vivo de historias que me confortan

al leerlas en mis libros inéditos.

Vivo de las historias que recuerdo

y que hago vivir para que los años pasen.

Y ya pasaron, y no tienen sentido los ensueños,

los vítores y los reconocimientos.

Ahora quedamos tú y yo y otros encuentros,

no en mi propia vida sino en las historias.

Descargadas de su urgente necesidad,

yo las disfruto al por menor:

sin ánimo, sin lucha y sin futuro.

No atento contra nada,

disiento mucho de los acontecimientos

que aparentan ser ciertos.

Vivo unas historias, aun a sabiendas,

que pudieron ser realidad,

y pruebo sus posibilidades en estos tiempos

de elucubraciones infértiles.

No tengo claro que pudiera vivirlas,

aquellas realidades que en su día no fueron vividas,

las que nada dicen a nadie y se perdieron,

que pudieron ser creíbles, o mejor dicho, amadas,

y solo son ya un cúmulo de fantasías muertas.

Orgullo de una vida, soberbia de la nada,

la vejez cambia las historias

y lo hace para que también tú seas nada.

Los hoyos de tu cara se cruzan con las estrías 

trasvasadas de los duelos y los sufrimientos

en las noches desesperanzadas y de caos,

de derrumbes y hundimientos,

en la profundas simas del olvido.

La realidad normalizada ahora muestra

nuestra historia recién pasada y envidiada.

Pero aún nos quedan los auspicios buenos

y unos brotes de esperanza con historias dignas

que podrán de nuevo ser contadas.

 

sábado, 31 de octubre de 2020

ESPERA INÚTIL

 

Cristóbal Encinas Sánchez

                Se abre inesperadamente la puerta del ascensor que he llamado. Son las seis de la tarde. Toco el timbre de la puerta, aunque está abierta. La enfermera me dice que pase. La sala de espera es acogedora y fresca en estos días del verano. La habitación contigua es la de la consulta del médico. Me siento tranquilamente, y me pongo a contemplar los cuadros de la paredes. Hay muchos, estoy ansioso por contemplarlos. Algunos son fotos de representaciones escénicas, y mirándolos me entretengo mientras llega mi turno. La enfermera ha puesto una música excelente y sugestiva de John Barry. Me fijo en la foto de un castillo imponente que me recuerda la película protagonizada por Sean Connery y Audrey Hepburn.

Un paisaje marino al fondo, donde la playa se extiende hasta el final de una tarde lánguida, sugiere un idilio amoroso. Estoy solo. En otro cuadro, que se advierte un manto receptor de la oscuridad de la noche que se avecina entre una hilera de montañas equiláteras, perfectamente alineadas, me dan una sensación placentera. En otro paño se ve una escalera donde unos transeúntes suben o bajan, no se sabe, se produce un efecto óptico. Sobre una mesita ornamental hay una  alabeada figura de cerámica que parece pensativa, indecisa, que me mira sosegadamente. Me induce a pensar que el diagnóstico sobre mi salud será favorable, ¿o no? También, de forma sesgada, mira hacia el suelo, dándole  a entender al que salga de la consulta, que nadie sabe el tiempo que aguantará su enfermedad. ¿Tendrá remedio? ¿Se sorprenderán los pacientes y la figura no querrá mirarlos a la cara? Por eso mira hacia el suelo, lejanamente. ¿Habrá un complot entre ella y el doctor? Pero es seguro,  el doctor le habrá aportado un remedio a sus males.

Mientras tanto, no se oye ningún ruido, ni un hablar susurrante de un paciente quejoso. Ni las palabras de consuelo del profesional que dictamina lo que debe hacer. Por un momento me paro a pensar: ¿El doctor habrá llegado? Me escamo entonces. La enfermera no me ha informado de si está o no.  Yo estoy en que sí, en que está pasando su consulta. Llevo treinta  minutos aguardando.

Son las siete de la tarde y el paciente no sale. La enfermera permanece callada, como si también ella estuviera a la espera. No ha tenido la delicadeza de informarme. Nadie más ha llegado después de mí, solo una mujer para pedir cita para otro día.

El doctor no acaba de llegar. Me ha dado tiempo de pensar muchas cosas. De prisa, cojo mi sombrero que lo sostenía la figura de cerámica, y me dirijo hacia la puerta. 

Ya estaba harto de imaginarme cosas que luego no tendrán confirmación. Yo, por ahora me encuentro bien, sin enfermedades, y no quiero seguir calentándome la cabeza.

miércoles, 7 de octubre de 2020

NEOCORNAMICINA (marca no registrada ni investigada)

 Cristóbal Encinas Sánchez

1.- Qué es y para qué se utiliza

    El anticornio es un analgésico “lobotomizante” superficial que actúa en el cerebro. Se utiliza para tratar el dolor en el punto del nacimiento de un incipiente par de astas.

 

2.- Antes de tomar Neocornamicina

    Debe de estar seguro de que el paciente ha sido burlado, infielmente, por su pareja o cónyuge. Si no fuera así, el medicamento le producirá cuadros de ansiedad cuando le demuestren su error, los cuales se incrementarán según su grado de incertidumbre posterior.

Tenga especial cuidado con Neocornamicina si es alérgico a los besitos que dé su pareja, aunque sean simulados; a las miraditas cómplices en reuniones cariñosas, o a tocamientos amistosos tanto  en aglomeraciones esporádicas en fiestas como en acogidas glamurosas de fans.

 

3.- Cómo tomarla

    Siempre se hará con un poco de paciencia. Un buen trago por la mañana al despertar el día y un mal trago por la noche.

 

4.- Posibles efectos adversos

    Si en el último año tomó usted Neopintacornil, por sospechar, en principio, de su cónyuge sin pruebas obvias, no debe tomar Neocornamicina ya que tiene efectos alergénicos y contrarios de absorción de los humores y esto provoca retraimiento prepucial, o lo que se ha dado en llamar "pene retrógrado".

 

5.- Efectos secundarios

    A partir de la segunda semana se advertirán dos pequeños círculos en la parte frontal de la cabeza, de donde se puede caer el pelo con una exfoliación preliminar promiscua. Pueden surgir en la mujer fuertes deseos de matar al sospechoso, o un retraimiento opresivo de las gónadas en el hombre.

 

6.- Conservación

    Se conservará a 0º C para que nadie se lo pueda beber, pues cristaliza en el sistema “postnupcial”, que lleva a la desesperación acelerada.

 

7.- Información complementaria

    El principio activo es el "anticornio" desbastado, que tiene un color azul claro y se presenta en un envase con diseño especial con capacidad de un litro. Lleva una pantalla espejada en el interior para que cuando se beba un trago se aprecien cómo van desapareciendo los susodichos apéndices. Se recomienda llevar un tricornio durante los primeros días para disimular.

 

8.- Caducidad

    Caduca misteriosamente en el momento en que la relación de la pareja se normaliza, por lo que se aconseja tener muchas aproximaciones y dialogar antes de que su deterioro vaya a peor y así preservar su integridad.

domingo, 4 de octubre de 2020

UN APACIBLE SUEÑO

 

 (A LA MEMORIA DE JAVIER JOYANES)

 Cristóbal Encinas Sánchez

Quiero que entre todos le inventemos,

y que no le traigan ramos de crisantemos,

que todavía él no se ha ido.

No quiero llanto para su apacible sueño

sino Justicia que a lo lejos veo;

tampoco un rosario de rojas perlas

en su boca.

Ahora recorre mi cuerpo un estremecedor escalofrío.

 

Solo quiero que hoy me regale su sonrisa,

que le adorne la cara su sonrisa

y que la muestre a todos en la calle. 

No quiero abrazos impotentes

ni hondos suspiros de pechos lastimados,

solo su mirada profunda y sus sonrisas:

a esas las quiero yo ver todos los días.

 

Libradme de todo lo restante,

de sus ausencias hasta que las reparen

y que por fin, tranquilamente, duerma. 

Solo con eso, ya nos conformamos.

No quiero ungüentos fragantes

ni esencias que merodeen por su aposento;

quiero voces que clamen su Injusticia

porque todos debiéramos de acompañarle.

 

Queremos de ti poder abrazarte

con el profundo querer de tus "quereres" vivos,

no pasar de tu vivo color a la desidia;

que mañana vuelvas a tus cosas

y que vuelvas a salir con tus amigos.

¡Qué pronto te escogieron para ir por el camino

diferente al que elegiste desde niño

y que nadie se hubiera imaginado!

 

Hoy deseamos que tu corazón viva;

que tu sangre, entera y bien nacida,

por todos sea recuperada.

Que no caigas en el incalificable olvido

para no despeñarnos todos en la desesperanza

y porque esperamos  para ti Justicia.

Solo con eso, ya nos conformamos.


domingo, 27 de septiembre de 2020

LA PLAGA

 

CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ

 He visto hoy a un Nosferatu que anda invisible por la calles.

Se nota su presencia arrasadora.

Los jóvenes, sentados a las puertas de los bares,

hablan en grupos reducidos;

vociferan sin mascarillas y sin guardar las distancias prescritas imprescindibles.

He visto esta tarde toda la siembra germinando hacia abajo,

todo está cambiando inexorablemente,

sin ningún celo, tal como malició el vampiro.

La ciudad está infectada.

La gente se sienta a disfrutar de la última comida

y sonríe con la última sonrisa, no le importa nada,

ya no hay vuelta atrás. Las ratas lo invaden todo.

El cielo se ha nublado peligrosamente.

Pero hay todavía alguien que se ha preservado y tiene pundonor para salvarse.


sábado, 26 de septiembre de 2020

REBELDE

CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ

 

Solo un hilo de silencio pasa inadvertido

por la malla de un mar ansioso de cazarte

cuando andas por el apacible surco de su playa.

Juntos caminamos pensando en que nunca llegaremos al final.

Confiados estamos en que no nos atrapará la penumbra.

Y es al contrario, pasto somos de su fatal negrura.

Si estás incólume, podrás nadar y arroparte entre las brumas,

mas no es ese tu destino.

Todo desaparecerá de las miradas que te arrebatan

los que aún no sufren el cercenador paso de los años,

pero es cuestión de tiempo.

Y tú eres joven todavía.

Si no estás segura, no mires la luz que te ciega;

pasa inadvertida y en cuanto puedas prepárate y lucha,

aprende de la vida.

Enriquécete de sal en la infinita raya del horizonte,

que todo tiene espera,

porque todo está recreándose para ti.

¡Disfruta como una rebelde!, que sabes por qué lo eres,

y porque esa es tu próxima jugada.

martes, 22 de septiembre de 2020

UN NOVIO CON ALTERNATIVA

 


CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ

                Eran novios desde hacía nueve meses. Se habían conocido en el Instituto de Enseñanza Secundaria donde trabajaban desde el comienzo del curso. Ella había llegado del Reino Unido, y era licenciada en Filología Hispánica aunque impartía clases de inglés. Él daba clases de yudo, cinturón negro primer dan. Hacía dos meses que habían decido formar pareja de hecho y querían alquilar un piso amueblado en el centro de la ciudad.

Hablaron con la chica de una inmobiliaria para ir a ver un piso de dos habitaciones, amplio y soleado. A ella le gustaba que pintaran las paredes de color pastel fucsia, salvo la entradita, de pastel de crema. Los techos de color esmeralda para los dormitorios, la cocina del color del trigo y fucsia, y el salón de azul celeste. A él le daba igual el color de los techos siempre que no fueran de color rojo ni muy cargados.

Se acercó la hora de la cita con la chica de la inmobiliaria. Él llegó una hora antes de lo previsto y se sentó a la mesa del bar de la esquina, próximo a la finca que iban a visitar. Hacía mucha calor a primeros de junio, así que se refugió bajo el toldo del establecimiento y se tomó dos cervezas a plena satisfacción mientras pensaba en la distribución que tendría el piso. La pintura sería blanca para su gusto, salvo el dormitorio que sería azul celeste, algo que había discutido con su novia.
La chica de la inmobiliaria llegó a la hora convenida, se presentó a él y se sentó a su  mesa. Él quedo impresionado al verla: mujer sensible, elegante y de un color trigueño. Se pusieron a hablar de las condiciones del contrato. Le informó de que hacía varios días que lo habían pintado todo de blanco, cosa que a él le gustó. A ella se le veía muy risueña y afable, muy despierta. Tenía una bonita cara, su pelo negro a lo afro y con un hoyito en la barbilla. Él le aseguró que el piso era un encanto, bien orientado, espacioso e íntimo. Un pequeño lunar sobre el labio superior le daba un aspecto como de diva.

La novia no llegaba. Ellos esperaron sin prisa, pero dada la tardanza se atrevieron a tocar temas varios: trabajo, la preparación de las vacaciones...; y por fin llegaron a tutearse. Él miraba insistentemente su teléfono por si lo llamaba su novia. Siguieron esperando, a la vez, encantados con la conversación. Se sorprendían mutuamente, se divertían con ánimo contándose -ya- cosas íntimas. Con cierta suspicacia, ella le preguntó:

–¿Desde cuándo buscáis piso?

–Desde principio de año –él mintió sin darse cuenta, absorto, le salió así.

–¿Crees que ella vendrá hoy? Aquí se está muy bien, pero tengo que irme dentro de media hora que tengo otra visita.

–No te preocupes, pienso que sí. No suele faltar a las citas, es fiel a su palabra. Si quieres, podemos ver el piso y no demorarlo más. Y si me gusta, todo irá más rápido –había olvidado que a su novia no le gustaría el color de la pintura, y lo que él dijera no valdría; pero a él, de momento, le entusiasmaba el color blanco.

Ella le lanzó una mirada suspicaz y aceptó la propuesta. Él llamó al camarero y pagó la cuenta generosamente. Caminaron hacia el piso.

–Tú muestras mucho interés, pero me gustaría que ella estuviera presente. Aguardaremos en el portal, que allí hace más fresco. ¿Te importa?

–La verdad es que estando contigo no me importa esperar –ella se dio por aludida por alguna pretensión. El chico le había gustado desde que habló por teléfono. Su voz era halagadora y melódica. Denotaba que tendría un buen carácter, y así pudo constatarlo. Y una mirada cautivadora, también. Se dejó llevar por su atractivo y a continuación le invitó a entrar en aquel piso lleno de luz, amplio y acogedor.

El teléfono de él no recibía ninguna llamada, por lo que decidió a llamar a su novia. Ella tenía dos horas libres y se había quedado en el colegio. Él le hizo dos llamadas, una al teléfono fijo de la oficina, pero nadie contestó. Tras haber llegado a su término colgó y fue entonces cuando intuyó que algo raro pasaría.

La chica de la inmobiliaria y él siguieron con su amena y extensa conversación. Él miraba su boca y sus ojos de hito en hito. Estaba fascinado. A los dos les ocurría igual, con cualquier cosa se reían y se observaban como si se conocieran hace tiempo. Por fin, una llamada.

–Sí –respondió él–, que llevamos esperándote un buen rato.

–Perdona, creo que ha sido muy prematuro. Es demasiado pronto para meternos en esto. He pensado que lo seguiremos pensando después de las vacaciones. Adiós –y colgó sin dar opción a que contestara. La chica de la inmobiliaria no se sorprendió por ello.

–Suele ocurrir –dijo–. Las chicas jóvenes centradas no suelen dar este paso tan a la ligera. Creo que piensan que sus familias no ven correcta esta decisión.

El piso estaba bien pintado. Con vistas al río y al parque que se extendía hacia praderas y montes cubiertos de pinos, cuyos aires les envolvía de fragantes aromas. El romanticismo hizo acto de presencia a una hora un poco intempestiva, fuera de norma. Aquello era impensable. El pensaba en qué le había hecho cambiar de opinión.

Dejándose de zarandajas, rápidamente, le preguntó:

–¿Estás saliendo con algún chico? –ella notó la intención con la que se lo dijo.

–Soy nueva en esta plaza. He terminado mis estudios recientemente –eludió sutilmente la pregunta, dejándole un sabor agridulce.

–¿Te preparas para lo que estudiaste?

–Sí, pero mientras tengo que tener algunos ingresos. Por ello me dedico a alquilar pisos. Pero no está en mis pretensiones salir en serio con ningún chico. Tú me has caído muy bien, pero tienes compromiso ¿no? Soy muy joven todavía para meterme en esos berenjenales.

Amablemente se despidieron. Él no quiso decirle nada más sobre el tema, aunque ansiosamente esperaba que ella le dijera algo, aunque solo fuera que volverían a verse. Ahora quería continuar con ella.

Se quedó mirando cómo aquella figura se iba alejando. Iba a desaparecer tras la esquina, pero antes de doblarla él la llamó con una voz decidida que no dejó indiferentes a los que estaban en la puerta del bar.

Ella por fin se detuvo, se volvió, y tres segundos después le miró con apremio, y le contestó con un gesto afirmativo de cabeza.

lunes, 21 de septiembre de 2020

DUEÑO CON FLOJERA

 Cristóbal Encinas Sánchez

 

                El perro del insoportable vecino del sexto se las había ingeniado para escaparse otra vez. Dio un gran tirón de la correa que le tenía sujeto a la baranda. Bajó las escaleras y en el cuarto piso se paró defecando abundantemente.

Un vecino del rellano, que oyó cierto estrépito, abrió su puerta muy sigiloso. No encontró a nadie allí, solo vio la inmensa majada que el animal había soltado y los vistosos rastros que iba dejando la zigzagueante correa bajando por las escaleras.

Sin pensarlo dos veces, el encorajado vecino descendió en el ascensor hasta la planta baja del edificio. En el tablón de anuncios, con letra muy grande , escribió inquisitorialmente:

“Reclamo, con urgencia, al amo del perro, que como este ha vuelto a depositar el objeto de su vientre, para que vaya de inmediato a recoger el mandado. ¡Hágalo!, por mantener limpia la escalera y por perder la costumbre de no hacer nada por evitarlo”.

domingo, 20 de septiembre de 2020

EL PREMIO (microrrelato)

 Cristóbal Encinas Sánchez

                No lo podía ver pero sí lo sentía. Sus carnes cárdenas insufribles lo atestiguaban. Después de varios días, el olor era insoportable, pero ya era tarde para devolverlo a la situación anterior.

La gente por la calle le preguntaba por su marido y ella, con cara de satisfacción, respondía: "Ya tiene lo que se merecía". 

sábado, 19 de septiembre de 2020

DULCE CAMPANILLEO

 


Cristóbal Encinas Sánchez

                Desde que se casaron y se fueron a vivir al piso, sus vecinos no cesaban de quejarse. Todas las noches en los fines de semana, a eso de las cinco, se oían unos toques de campanillas un poco sospechosos. Los vecinos del mismo rellano no sabían cuál era el origen de aquella manifestación musical, solo que ella fue profesora de baile en un conservatorio cubano y los compases tenían el ritmo de un conocido chachachá.

En las fiestas del pueblo organizaron un pasacalles muy divertido. En el ensayo general, uno de los vecinos de la pareja descubrió que un participante se cubría el rostro con una mascarilla y llevaba el mismo ritmo del campanilleo que oía cada noche.  La gente quedaba admirada viendo los movimientos de cadera.

 

viernes, 11 de septiembre de 2020

PERDIDOS



Cristóbal Encinas Sánchez

De una nube busco su cobijo,
caminar es la única esperanza,
no puedo pararme y no alcanzarla,
deseo un vago y tenue regocijo.

Vi cadáveres, personas con el rostro
desfigurado por la fuerza de este sino;
tal como yo, también por mi destino,
descarnarme pueda el cuerpo roto.

¡Vergüenzas a la cara de los hombres
que no quitan los dolores ajenos!,
ya no hay paz ni justicia en esta tierra.

Tempestades surgieron y hecatombes,
desgracias asumidas en el tiempo;
solo la muerte ahora me compensa
porque podré salir del sufrimiento.

domingo, 26 de abril de 2020

LIBERTAD ES HOY




CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ

Hoy es veintiséis de abril.
Salió del confinado mi niño,
no podía aguantar más el aire estancado
de los rincones del piso.
Como resortes saltan sus extremidades
y sus músculos se tensan
en los caminos de tierra,
entre los necesitados árboles
del parque que los alberga.
Entre las fuentes y los estanques,
las palomas, que hacen su recorrido,
beben ausentes el agua fresca.
Como en otros días de sol,
unos niños se acercan
y juegan intensamente desentrenados;
los más pequeños brotan a manojos
por calles colindantes.
A mi niño se le ve la alegría en la cara,
después de tantos días carecerla,
puede una hora disfrutarla.
Pero no puede abrazar a sus amigos,
ni a sus abuelos ni a sus primos.
Mas hoy no hay pena que valga,
porque se acercan los días
en que se pudre la cuarentena.
Los compañeros de clase se saludan y pasan.
De sus manos abundantes
parte una sonrisa amplia,
a dos metros de distancia.
Llevan esa regla en el pensamiento.
Hoy, un nuevo día, los ha sorprendido,
regalándoles un gran espectáculo.
Solo una hora queda
para seguir disfrutando,
una hora más hasta las nueve,
y un kilómetro de libertad
de por medio.
La libertad, que sueña bella,
les estaba aguardando agazapada.
¡Vámonos, niño!,
que la alegría ha sido tuya,
y mañana te seguirá esperando
con más de lo mismo.

sábado, 25 de abril de 2020

AGRADECIMIENTO


(Cristóbal Encinas Sánchez)

Hasta finales de mayo
seguiré con mi bastón
acosando a ese bicho
al que no otorgo perdón.
Roe el virus las entrañas
con disimulo siniestro;
vamos viendo sus destrozos
al recorrer su trayecto.
Desde un lugar muy lejano
viene armado el impasible,
nadie su maldad la sabe,
tampoco cómo se viste.
Entrando por Alemania,
obstáculo no encontró,
cruzó por Italia y Francia
y Pirineos coronó.
Sin oírlo ni tocarlo,
sin armas para prenderlo,
con el cuerpo por delante,
sin armadura ni yelmo,
se enfrentaron contra él
los sanitarios enhiestos.
Como soldados en fila,
con el amor entre dientes,
así pudieron ganarle
estos bravos combatientes.
Con solícita premura
entregan su alma al paciente,
le ofrecen su corazón
con la actitud más ferviente.
No se sabe cada día
a los que el sol podrá ver,
pero ellos, incansables,
dejan su rostro y su piel.
Bien todos lo saben ya,
pues su marcha es inminente,
la vida llega entre cánticos:
murió el virus prepotente.
Los brazos de este país
han luchado con tesón,
y el pueblo logró vivir
gracias a esta decisión.
A los que han ayudado
con tanto amor y denuedo
a salvar miles de vidas
les prometo agradecérselo.

domingo, 29 de marzo de 2020

El BOLÍGRAFO (ayuda a pensar)



Cristóbal Encinas Sánchez 

            Pensé que era mi bolígrafo el que había utilizado para rellenar un impreso y después lo metí en el bolsillo de mi camisa. La dependienta del establecimiento me avisó de que se lo devolviera. Yo me disculpé pues no tenía intención de llevármelo ya que otros podrían necesitarlo.
            A mí me suelen regalar algún bolígrafo de vez en cuando, se ve que notan mi afición por este adminículo; siempre suelo llevar uno encima, y lo presto si alguien lo necesita. Me gusta apuntar cosas entre las páginas vacías de las libretas antiguas que encuentro en mis estantería, para aprovecharlas. Cuando voy a alguna consulta médica, también subrayo lo interesante que encuentro de las revistas. Durante la espera, tomo cualquier trozo de papel que me haga falta para anotar un dato . Ya en casa, lo echo al cajón de mi mesa, amontonándolo con otros que pasarán por sucesivas revisiones en los siguientes días. Algunos de estos papelillos se quedan en mi chaqueta, tan bien que parecen que se quedan pegados a las paredes de los bolsillos.
Cada año, al entrar el invierno, me los encuentro. Estas pequeñas notas, con renglones dispares e inextricables, me sugieren diferentes temas o matices. Entonces me doy cuenta de que he cambiado algo.
            Se puede uno imaginar que cada bolígrafo nos sugiere ideas diferentes según su aspecto, su tacto o por el color de la tinta que contiene. Algunos son más de diario y otros se reservan para lucirse en la firma de documentos. Estos nos sacan de la rutina y, cuando se gastan, van al depósito, una caja transparente de plástico. En general, los suelo guardar un tiempo por si puedo aprovechar cualquier parte si otros se rompen y también porque han sido los que me han hecho no permanecer inmutable a lo que me acontece, y fueron capaces de tirar de mis ideas.
            
             En fin, mi bolígrafo me ayuda diariamente a pensar y a salir con maña de la inercia represiva de la inactividad que siempre acecha. Y aunque él tenga un peso insignificante, liviano, es suficiente como para echarlo en falta cuando salgo de casa. Si no lo llevo encima, decididamente vuelvo a por él, por eso de no estar incomunicado. Y porque me sujeta la cartera.

domingo, 15 de marzo de 2020

UN GITANILLO


CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ
Asoman por la ventana
los dos ojos negros
de un niño pequeño.
Su faz es alegre,
acaracolado el pelo,
y se muestra sonriente.
Palmas y panderetas hierven
con sus canciones
a las orillas del río
todas las tardes.
Y por las mañanas,
con el pregón de los gallos,
ya se está levantando
para ver las flores,
correr por las laderas
de los lejanos cantos,
por los montes sembrados.
Está hecho de nervio,
y al pasar por mi casa,
por si estamos dentro,
sube la persiana.
Entonces ojea,
nos saluda y se planta
haciendo una pose,
mostrando su casta,
diciendo versos flamencos
que hablan de España,
y después sale corriendo.
Asoman por la ventana
unos ojillos negros
de un niño pequeño,
que son una gracia.

domingo, 23 de febrero de 2020

DESCORNANDO AL MACHO



Cristóbal Encinas Sánchez

            Se acercó Relámpago, como de costumbre, a un pequeño rebaño de ovejas que diariamente, al anochecer, era conducido a la tinada. Un joven carnero llevaba un tiempo intentando cornearlo, quizá para asustarlo, pues siendo un mocito tenía que demostrar su valía antes sus congéneres. Sin dilación, este le miró de forma atravesada, como de no tener buenas intenciones. Y sin darle tiempo, se lanzó a por él, pero el perro era más listo y siempre  mantenía la distancia, procurando que esta vez no se le acercara demasiado, aunque sí lo suficiente como para torearlo y reírse de él.
El pastor se lamentaba de tener cada día enfrentamientos con la gente por este motivo, cuando pasaba su rebaño por el pueblo. Así que, sin darle más pausa, se acercó al brioso macho, lo cogió por las patas y lo echó al suelo. Ya tumbado, le puso la rodilla encima del costillar, le cogió las manos y con una tomiza se las ató. En ese momento pasaba por allí un muchacho, al cual le dijo sin demora que se acercara, y que por favor le ayudara sujetando la poderosa cabeza del irrespetuoso lanudo. Le había llegado, por fin, la hora de descornarlo.
El muchacho se sorprendió de la operación que iba a realizarle el pastor. Sin dudarlo, se acercó, pero con cuidado, hasta asegurarse de que estaba bien trabado el ovino. Con mucho temple, y con seguridad en lo que iba a hacer, el pastor echó mano a su morral y sacó un pequeño rollo de alambre acerado, cuyos extremos estaban sujetos a dos cortos y finos palos. Lo desenrolló y lo tensó, enroscándolo  a unos ocho centímetros de la punta de uno de los cuernos, y comenzó a aserrarlo. Se veía penetrar el alambre en el asta como si cortara un trozo de jabón casero. Tras cortarlo, se dispuso a hacer lo mismo con el otro.

–¡Ya está, muchacho!, puedes soltarlo. Gracias –dijo satisfecho.

Ya libre, corrió salvajemente el cordero y se enervó: iba obcecado a embestir contra Relámpago. Este se divertía retozón, pues el macho, ahora mocho, no llegaría  a tocarlo nunca más, quedando a la altura de una simple e indefensa ovejita.
El pastor le habían cortado los “vuelos” al macho. Ya estaba tranquilo, y nadie le reprendería por posibles embestidas del cordero. Así que cogió los trozos de cuernos amputados y se los dio al muchacho para que hiciera con ellos un yoyó, y si era diestro con la navaja, alguna figura sencilla de adorno podría hacer.

Tras despedirse, el muchacho arrancó a correr para que Relámpago lo siguiera y le lanzó entonces uno de aquellos inertes huesos para jugar y para que se lo devolviera. Relámpago fue a buscarlo con presteza y encontró entre las hierbas el preciado juguete. Pero no se lo devolvió, tal como esperaba el muchacho. Con el trozo de asta en la boca, se fue corriendo para alardear ante sus amigos de su trofeo arrebatado a un carnero muy agresivo, que lo había perseguido, incansablemente, todas las mañanas para importunarle.