Cristóbal Encinas Sánchez
Se
sentó en el frío escalón de su puerta a las tres de la madrugada. Acababa de
llegar la ambulancia que él mismo había pedido a la chica del 016. La
policía estaba al llegar también. Exhaló el humo de sus pulmones después de una
prolongada chupada al cigarro. La noche se había presentado negra, y él había
sido el causante.
Un haz de luz asomó por entre las copas de los árboles que
adornaban la empinada calle. Se levantó de su asiento y casi deslumbrado se mantuvo
de pie , enfrentando la situación. Le causó un pánico atroz al verse rodeado de
tanta gente. ¿Qué había hecho?
Todos le miraban de forma incriminatoria. Absurdamente se había
quitado un montón de problemas de encima, creándose otro más grave.
Una camilla lentamente
salió por la puerta de la casa y todos suponían a quien llevaba. Estaban
horrorizados por el fatal desenlace.
El juez había desestimado la petición de protección que había
solicitado aquella mujer. Era otro fracaso de la justicia en el tema de la
violencia doméstica.
NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Muy duro pero bien escrito
ResponderEliminarUn abrazo.