Cristóbal
Encinas Sánchez
(FOTO CEDIDA POR JUAN QUESADA ESPINOSA)
Después de tres meses, escribe las cartas
a su familia en el idioma de su padre y tiene muy pocas faltas. Su hermana, la mayor, que se desplazó como ella dos años antes, puede leerla al resto sus hermanas
que se quedaron en su país, para que aprendan todas las cosas que ella está viviendo.
Y les explica que en su vivir diario no
carece de nada aunque tiene mucho que estudiar, pero que así debe de ser. Que lo
que en realidad le hace sufrir es la ausencia de sus seres queridos, pero ella tiene que permanecer aquí para ayudarles. Por eso, cada semana les envía las
ganancias que obtiene en una escuela de baile donde enseña a otras jóvenes las
diversas danzas del vientre.
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