CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ
FOTOGRAFÍA CEDIDA POR PEDRO OTAOLA
Aquella solitaria muchacha se encontraba posando sobre una roca sobresaliente del terreno, de forma
que su silueta se vislumbraba a mucha distancia en el horizonte. Nadie podía
sospechar que a aquellas horas de la madrugada alguien pudiera observarla con
cierta pasión.
El
tirador desenfocó la mira telescópica y
un aullido hizo estremecer el monte. Un lobo audaz le había perseguido. Volvió el cañón contra aquel objetivo móvil y apretó
el gatillo contra el animal hambriento. Se oyó, tras el brusco encontronazo, caer un pesado cuerpo sobre las
rocas del acantilado que le había protegido las espaldas.
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