El
panorama se nos presentaba difícil, amargo, por lo que no osé hablar más; la
escuché atento para que dijera lo que le apeteciese, libremente. Tras
unos minutos de divagar, comenzó a dibujársele en la cara una sonrisa irónica y socarrona, espetándome con voz clara pero drástica: "Eres una persona, en todos los sentidos, inconveniente porque siempre tratas de dominarme".
Foto de cabecinegro tomada del álbum de mi amigo Juan Quesada Espinosa
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