Ven, ven a mi casa y mira.
Tengo de versos plagiadas las paredes
de mi cuarto, de mi mente...
En mi cama, soporte de ilusiones que gravitan,
yago mirando cómo se enturbian y se mecen
cómo se aclaran y palpitan.
Tengo las paredes llenas de cantos de mi alma.
En mi pecho, morada que rezuma del pasado,
suena el sonido solo
que se bate con un profundo suspirar de huesos
y espera salir por mi aliento, por mis ojos.
Y cuando sale,
yo grabo su canto en las paredes,
para que cuando venga alguien
vea que no estoy solo.
Mi soledad se convierte en verso;
mis versos son cantos por alguien.
Así, lleno de ilusiones mi futuro,
mi corazón se deja latir
con más fuerza que nunca.
Tengo de versos cargadas las paredes
de mi cuarto, de mi mente;
el techo, el pensamiento y las cosas:
todo, hasta la muerte.
Todo de versos de ella.
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