CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ
Cuando transcurre un día del sepelio,
ya
empieza a tener el cuerpo veracidad de ausencia.
Se acepta el nuevo estado
se normaliza sin remedio la pérdida.
Después, los meses y los años pasarán
y
no se percibirán igual los sentimientos.
Es
imposible ya recuperar al ser que amamos.
Y ese margen nos creará colchas de
adormecimiento
para
no sentir el abismo del desespero.
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