Cristóbal Encinas Sánchez
Recuerdo las
historias
que el
tiempo va grabando a raudales,
y me las sitúa
en noches de campos blancos
y en días
cargados de parajes soleados.
Las fechas
se le guardan a uno en tropel
como en fiel
retrato de daguerrotipo,
que tardaron
en transcurrirse años,
preciosos
momentos ya faltos de continuidad.
Pero yo no
los olvido.
Tengo esos
hechos en pliegos de papel aprisionados,
vencidos
unos sobre otros.
Cada día que
pasa los busco y los remsiro,
para ver si
encuentro su secuencia,
y salto de
época en época, saboreándolos.
Son cuadros estacionados, aletargados,
ya sin ánimo
y sin logro.
Son historias que aún recuerdo.
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