Cristóbal
Encinas Sánchez
Reunidos
los componentes de esta mesa comunitaria de la Asociación de Vecinos "Viva
la Jácara", convencidos de nuestros argumentos ante lo que acontece regularmente, hemos decido expresarlo de la forma que sigue, para dar cuenta a los asociados y a nuestro ayuntamiento, si se acepta. Todas las noches de la semana pasada, a partir
de las cuatro de la madrugada, hubo un trasiego de gente que hablaba con
displicencia y que alborotaba. Eran personas jóvenes que no se contentaban con
hablar demasiado alto sino que hacían participes a los durmientes de sus aptitudes
para el canto, de su osadía e inteligencia. Lo hacían con el orgullo propio de
un recién salido de la academia, que galardonado con todos los laureles quiere
expresar sus recientes conocimientos. Para mejor manifestarlo daban golpes,
chillaban cual ratas heridas y zarandeaban los contenedores vacíos, por lo que
el ruido era más trepidante. Primero se saludaban con gran alborozo y se
despedían, después, con grandes ostentaciones y abrazos -cosas propias del
efecto aplanador de las bebidas cuando se toman en cantidades desproporcionadas. Nosotros, los importunados a despertarnos
de un sueño reparador, echamos así unas
horas viéndolos venir. Conjuntada de alegría la jácara en la ventanas y puertas
de los bares, contemplamos, asombrados, el desparpajo, la facundia y la
disponibilidad de semejantes botarates, pero no nos queda otro remedio que aguantarlos. Los
vecinos afectados nos decimos unánimemente: "Son muchos los años que
llevamos con estos síntomas, en los que el señor Baco promociona por estos
lugares el desenfreno y nos muestra a una sociedad joven emergente hacia la
locura". Y una de las cosas que más nos preocupan es que hay chicas que
propenden, beodas, a un exacerbado protagonismo, incompatible con el feminismo que propugnamos. Deberíamos de ser conscientes de que en la noche se descansaría, si a
bien lo tuvieran estas personas, ya que es un gran bien conseguirlo: nuestro
derecho a dormir; y no que a otro día nadie
estará dispuesto para acometer cualquier actividad medianamente productiva.
Por lo aducido más arriba, les pediríamos a los entregados
noctámbulos, que se vayan de juerga debajo de un puente o allá a la llanura inmensa,
despoblada y libre en las proximidades de Sierra Morena. ¡Y que allí sueñen su
desquiciado sueño!
La Junta
Directiva de la Asociación " Viva la Jácara"
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