Cristóbal Encinas Sánchez
Los duces
sueños los tengas siempre;
que en ellos mantengas mi recuerdo presente.
Que seas más
alegre en todos tus días
y que no
albergues nunca melancolías.
Que tu cara
y tus labios, al pasar, con breves susurros me dejen temblar.
Que cada
mañana, en cada momento,
venga más
luz a tu pensamiento.
Y cada noche,
cuando te duermas,
que sepas
que pienso en velar tus sueños:
invoco al silencio.
¿Recuerdas
la estrella que te mostré?
El cielo la
guarda
y aún lleva
el encargo que yo le dejé:
“Vela por
ella en todos sus días, en todas sus
noches y en su amanecer”.
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