Cristóbal Encinas
Sánchez
Esta esplendorosa
noche
en que vas
tan desbocada,
¡Luna!, que
te vas de fiesta,
te veo muy
aligerada
sin tul,
toda descubierta
redonda,
expansiva y cálida,
hacia el
mundo que te vea
que vas muy
dispuesta y clara.
Sumiso se
rinde el campo
postrado a tus
pies, te alaba
en una
alfombra de raso,
y las
montañas más altas,
con la cabeza
inclinada,
son más
esbeltas que nunca
y no
desmerecen gracia;
no te dan siquiera
sombra
a ti, novia
enamorada.
¡Por segunda
vez que os noto
más intensa
y aún más guapa!
Te lo dije el
otro día,
por si en
duelo me obligara:
no se lo
digas al Sol,
que en caso
que me afrentara
le pediré saldar
cuentas
a caballo y
con espada.
Teniéndote,
Luna, enfrente,
y si no he
ganado al alba
tomaré el
camino largo,
jamás te pediré
nada.
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