Cristóbal Encinas Sánchez
Devuelvo lo indigerible,
sigo sin ser procedente,
y no puedo aguantar tanta cordura.
Talento, eso es lo que quiero
y no me hartaría de tomarlo hasta en la sopa.
Ah, qué aburrimiento saber lo que vas a hacer todos los días,
sin una posibilidad de escarmiento ni de decencia.
No puedo estar cruzado de manos
sin saber ni cantar ni un solo de quietud y de esperanza.
También, a veces, me ahoga el consentimiento de cosas
absurdas,
y escuchar al bolo desesperante y enterado.
Ahora quisiera el talento y la sobriedad para aplacarlo todo.
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