Cristóbal Encinas Sánchez
foto de mi amigo Pedro Otaola
AL
LADO DE LOS CUERPOS YERTOS DE SUS AMIGOS,
MUCHO
TIEMPO.
ÉL
ESTABA ABRIGADO PERO SINTIÓ AÚN MÁS FRÍO
CUANDO
NO PODÍA TAPARSE CON UNA PALABRA DE CARIÑO
QUE
LE HICIERA ENTRAR EN CALOR.
CUANDO
VOLVIÓ A SU CASA DESPUÉS DE LA CONTIENDA
TENÍA
LA LUMBRE ENCENDIDA DÍA Y NOCHE, INVIERNO Y VERANO.
AQUEL
PAISAJE DE FRÍO DESOLADOR
SE
LE QUEDÓ ENGANCHADO AL ALMA.
PERO
AÚN ESPERABA QUE ALGÚN AMIGO CAÍDO REGRESARA
Y
LE DIERA SUS CÁLIDAS PALABRAS.
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