Cristóbal Encinas Sánchez
(DEDICADO A LOS QUE SUFREN)
Llevo el puño en alto
y, en la batalla abierta,
con coraje me planto;
y a los días terribles
me los como a pedazos.
Surgen días hostiles,
pero yo no me canso,
que los meto en mi puño
y después los deshago:
atrapo el sufrimiento
como a cruel adversario.
Animo con fuerza
a la pronta sonrisa
del labio valiente
que puede esperar
y aguanta sereno,
firme, su llorar.
Cariño y calor
me ofrecen con flores,
me hacen los favores,
me ayudan sin par.
Son los corazones
los que se desviven
y tienen la vela
encendida por mí.
Convierto mi lucha
en trazos de suerte,
convenzo a la muerte
diciéndole: no.
Espero sacar
las fuerzas que tantos
me supisteis dar
en el día a día
de mi enfermedad.
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