Cristóbal Encinas Sánchez
Una cosa era verla pasar vestida con toda
la parafernalia que llevaba encima: botas de clavos, algunas cadenas enganchadas
al cinto y aquella cresta de color malva que le hacía parecer un gallo exaltado
presto a la pelea. Cuando subimos al estrado, antes de
venir toda la gente, empezó a quitarse prendas como una descosida para vestirse
de gala. Así se manifestó cómo era. Y era otra cosa.
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