Un gato negro camina errante
pero nunca huye
y
anda tan campante.
Irse
no quiere de su fachada,
la
vigila siempre,
¡buen
camarada!
¡Pintor!,
si quieres pintarlo
de
blanco, o disimularlo,
no
te saldrás con la tuya
aunque
estés bien preparado.
No
arañará a nadie
porque
a nadie le hizo mal
y
como el viento, que es libre,
muy
pronto se esconderá.
No
lo dude quien lo borre
si
al tanto de todo está:
lo
comunicará a sus amigos
y
a la que lo diseñado ha.
"Se
presta todos los días
a
dejarse acariciar,
en
su fachada de blanco,
por
la Junta general.
Lo
agasajan los vecinos
con
Banda Municipal;
aquella
antigua rencilla
era
un mero dialogar.
Ahora,
cada mañana,
recostado
en su portal,
al
gato negro saludan.
pues
ya lo quieren mimar.
Y
su preocupada ama
sueña
de felicidad".
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