CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ
EL HALLAZGO Una gran pesadumbre
mantenía a la gente con el corazón oprimido. En la aldea nadie dormía más de dos horas
seguidas y raramente se podía descansar.
A los tres días, por
la mañana bien temprano, sonaron las campanas, jubilosas. Era lo que todos, sobrecogidos,
estaban esperando. Los dos hermanos perdidos habían sido encontrados vivos en
la ribera del río por su perro.
..........................................................
LA BODA La pareja de novios esperaba llegar a la
iglesia para recibir las ansiadas bendiciones. La solemne oleada de campanadas
al vuelo, que manifestaban su gozo, se vio interrumpida en seco antes de que
ellos llegaran. Eso les preocupó. Se arremolinó la gente entorno
al singular edificio. A nadie le había
ocurrido nada malo, solo habían visto caer a una de las campanas con su loco
badajo hasta topar contra el suelo. Un profundo socavón quedo inserto en la acera de hormigón. Unos segundos antes,
tras volver la esquina, una madre y su hija habían pasado por aquel punto fatídico
camino de la fuente para llenar sus cántaros de agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario