CUANDO SEAMOS VIEJOS
Cristóbal Encinas Sánchez
Cuando llegue el tiempo de morirse,
cuando seamos viejos,
te miraré a los ojos, fijamente,
para que recuerdes estos días de los años jóvenes,
de los de ahora,
de los que parece que no pasarán nunca.
Pero sí pasan, y acuérdate de esto;
han de transcurrir breves momentos
para que nos encontremos con el pelo cano;
no te olvides de que el tiempo pasa desapercibido,
incansable, en lo que tardas en guiñar un ojo.
Y no me equivoco, ya verás como es cierto.
El tiempo pasa, la vida se repite
y parece que no ha cambiado nada
desde que nos dimos cuenta un día.
Pero el tiempo cambia las horas,
los días, los años y las formas;
solo queda igual el firmamento y la muerte.
Cuando llegue el tiempo de morirse,
cuando seamos viejos,
te miraré a los ojos, fijamente,
para que te des cuenta ahora
y disfrutes los años jóvenes.
Y, entonces, ¿qué será de tu vida,
y qué de la mía?
Quizá tú pases por la calle y no te mire,
como tal vez tú a mí, sin darnos cuenta.
Ya ves, el tiempo hace nuevas circunstancias
y nuevas sendas que solo se siguen sin remedio.
Esto es como una novela o un teatro,
y yo represento mi papel como tú el tuyo,
a nuestra manera, sin prisa.
A veces, digo: ¿cómo seguirá mañana mi novela?
Transcurrido un tiempo, pienso:
así de esta forma toma su camino.
Y la obra sigue incansable.
Y el tiempo pasa y pasa sin miedo, vertiginoso,
tanto, que me vi niño y adulto en un momento
antes de darme cuenta y entenderlo.
Mas, aún nos queda algo:
un futuro no menos fugaz que ese pasado,
tal vez traicionero, no lo sé,
pero más que traicionero, falso.
Y no puedes pensar nunca
que será como estar en un rincón acomodado
con la cama calentita y buenos sueños:
el futuro es ahora mismo y nunca sereno.
Es una ilusión tan esperada
como el puente que empezamos a cruzar
-que es la vida- y pronto acaba,
pero siempre morimos en el puente.
Acuérdate de esto que te digo
y de que cuando éramos jóvenes,
pensé que estos momentos
serían un recuerdo vago
vivido en el futuro desde hacía años.
Y cuando llegue el tiempo de morirse,
cuando seamos viejos,
te miraré a los ojos muy fijamente,
recordando aquellos días de juventud.
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