LAS OLAS DE MI SOLEDAD Cristóbal
Encinas Sánchez
Cuando braman
las olas, su ruido
apaga lo
sonidos de mi boca
y aparecen
tormentos que me azotan
si no oyes
de mis labios el quejido.
Ese bramido
impetuoso y fiero
ha sentado en
mi ser el desconsuelo
y el desvelo
se apodera lentamente
de mis ojos
escondidos de llorar.
Si las olas
se apaciguan un instante,
a ti, que estás tapada por las aguas,
iré a contemplar
tu cara, cuando salgas,
para apreciar
tu belleza fascinante,
para
hablarte dulcemente y con ternura:
de mis
labios un beso partirá .
Mas, si
ellas se oponen con sus voces
y bramidos
no dejarnos conversar,
¡déjame a tu lado estar!
por lo menos un momento,
para que
encuentre la paz
que busco con esfuerzo, sin cesar,
si no es tu cara,
tu imagen la estampa preferida
de mi mente.
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