CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ
Con el tiempo van cayendo los estandartes y al contrario, también suben. Pero hay una razón vital que les da carta de naturaleza: una sonrisa dulce, un cumpleaños disfrutado o una comida intragable. Los comportamientos de las personas son asuntos insondables a primera vista. Siempre quedan tapadas las fisuras, los deseos o las expectativas. La ralentización en los procesos, las situaciones inesperadas e irresolubles –por falta de una organización en las ideas o actitudes–, nos hacen pensar que subyacen otras razones. Las situaciones estrechas, donde hay que saltar hacia algún sitio, son las que nos predisponen a indagar para aclararlas. La falta de libertad, las guerras, las enfermedades, son argumentos de peso que calan, y nos hacen pensar diferente. Los conceptos de humanidad y compasión viven ahora más en nosotros y hacen que se nos olviden los comportamientos extraños, los irreconciliables, como si ya hubiéramos cruzado la línea de no retorno. Establecer una nueva prioridad, un norte justo que nos guíe, es una acertada razón para dejar tiradas otras razones insatisfactorias que han estado viviendo en nuestro interior.
Si hay un problema, resuélvelo, búscale el remedio antes de llegar a situaciones raras e incomprensibles, y muéstrale a tu ego que esa es la manera correcta de proceder.
