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miércoles, 28 de septiembre de 2016

EL RIEGO (HAIKUS)


CRISTÓBAL ENCINAS SANCHEZ


ESCASA EL AGUA
QUE DISCURRE INQUIETA
POR LA REGUERA.

ES VIGILADA,
SORPRENDIDA EN SU RUTA
POR UNA AZADA.


CUATRO CAVADAS
CAMBIARON SU CAMINO
EN NOCHE CLARA.

POR LA LADERA   
TRANSITA A BORBOTONES                                           
QUEBRANDO PEÑAS.

martes, 27 de septiembre de 2016

EL APAREJO, A LA BARRIGA


CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ



    Tengo en mi memoria la imagen de cómo un hombre del campo era capaz de cargar dos sacos llenos de aceituna, sin serón y sin ayuda de nadie, sobre una bestia. Primero echaba una soga doble sobre el aparejo o albarda. De un empellón elevaba uno de los sacos, horizontalmente, posándolo sobre la parte más alta de la albarda. Después lo rodeaba con la soga y la pisaba para sujetarlo. Acto seguido se disponía a cargar el segundo saco de la misma manera. Una vez enlazados, empujaba hacia arriba para que el primero encontrara su posición, quedando los dos bien alineados. Le podía echar un tercer saco, teniendo consideración con el semoviente según sus fuerzas y la distancia a recorrer hasta el almacén o molino. Por último, reataba fuertemente los sacos a la albarda del animal, haciendo un todo compacto y seguro paquete.


Nota: La cincha es el primer elemento de sujeción del aparejo al cuerpo del animal y debe de estar bien prieta, porque de no ser así, durante el transporte la carga se desequilibra, se afloja y puede volcarse, girando todo alrededor de su cuerpo. Entonces "el aparejo se le viene a la barriga", con el consiguiente peligro de accidente.    

lunes, 26 de septiembre de 2016

HAIKU AL CORAZÓN

Cristóbal Encinas Sánchez

Con tierna súpica
el corazón no falla,
siempre le aciertas.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Y TÚ QUE DEJAS PASAR LOS AIRES


Cristóbal Encinas Sánchez

Y tú que dejas pasar los aires
que te rozan y te roban el perfume.
A mí, en esta cueva, alejado de todo,
se me acerca un aire improvisado.
¿Es suyo?, me pregunto.
Sí, todo el aire es suyo,
cargado del tiempo que  adornó su cara,
que envolvió sus besos,
sus manos, su figura,
y que es todo lo que aún recuerdo.


jueves, 22 de septiembre de 2016

UNA NORIA INTERMINABLE


Cristóbal Encinas Sánchez

En un momento reflexivo me di cuenta
de que nada tenía alrededor;
se me ocurrió pensar que aquello era la Nada
porque nadie había conmigo,           
solo silencio.
Tampoco echaba en falta a nadie.
No tenía conciencia del tiempo,
ni del cansancio, ni de la luz,
ni del peso de una espada que me sostuviera.
Permanecí con los ojos cerrados, indefinidamente,
y en el recuerdo perduraba la ausencia,
sin música, sin huesos, sin caja,
sin tierra ni medalla.
Esto me suscitó profusas lágrimas,
suspiros de alarma, desconcierto y terror;
propenso estuve a dejarme arrastrar, sin sufrimiento,
sin huellas vivido, solo imaginado.
Se presentaba ante mí el nacimiento de celestes caminos
que no llegaban a ningún sitio
y que convergían en otro más negro.
"¡No es posible la salida!,
no hay caminos diáfanos sino enrevesados"
 –me decía con insistencia.
Recuerdos del ayer, huesos dormidos hoy,
solo huesos invisibles.
Y pienso ahora que lo más probable es que no vuelva a pensar.
Solo se me quedó rondando este pensamiento,
el último que da muchas vueltas en la cabeza hueca,
girando como un cangilón de una noria persistente
a la que nadie osará detener para que yo me baje.