http://ferliteraria.blogspot.com.es/

Translate

domingo, 31 de agosto de 2014

CAZUELA DE HORTALIZAS

CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ

Preparé unas cebollas muy castizas,

pepinos, seis tomates y un pimiento;

aderezar con mimo ya lo intento:

les propongo un relato de hortalizas.

Previo los saqué de su aposento  

y los pelé con muchos desatinos,

hice en la cazuela sus destinos

sin causarme por ello desaliento.

Vertiole mucho sol el mes de agosto

al campo, que bien supo engordarlos

para obtener con ellos mi alimento.

Pipirrana los hice a bajo costo,

en unas sopas de pan voy a cargarlos,

llevarlos a la boca: suculento.

viernes, 29 de agosto de 2014

¿COSAS QUE MÁS ME GUSTAN DE TI?

CRISTÓBAL ENCINAS SÁNCHEZ
Me gusta que me mires cuando estoy durmiendo
y de pronto me despierto.
En ese momento me abstraigo de tu mirada protectora
y me ausento de contarte lo que estoy pensando,
pero tú me lo adivinas cuando abro los ojos;
verte entusiasmada al final de la noche
y cómo comienzas el día con las cosas sencillas
bebiéndote el agua de la vida
de todos los pozos insalvables;
tu pelo trenzado con las hojas de laurel
en que afloran prendidos galardones;
tus principios, tus ideas y tus razones.
Tu deseo inmedible de entenderme,
y al no conseguirlo, tu cara de sorpresa;
tus desaires y ademanes concebidos
para desalentar al infortunio;
el potente grito que de tu garganta sale
y que no puedes acallar
pidiéndome socorro.
Me gusta el último catorce de febrero,
tus regalos de besos y caricias,
tus corazones sangrantes, como albricias,
pintados en las sábanas y en los espejos,
debajo de las lámparas y de los libros.
El no saber tus pretensiones
que siempre me ponen en vilo,
como ir al aeropuerto y despedirnos,
vislumbrar el trazo en ascendente vuelo
que en dos minutos, en el cielo difuso,
el monstruo desaparece
y ya no sé si te volveré a ver,
de eso sí te acuso.

Me gustan de tus sencillos y claros pensamientos
los que siembran mi esperanza,
y que bordan de ilusiones y alegrías:                                                           el alimento imprescindible de mi vida.

jueves, 21 de agosto de 2014

UN GORRIÓN COMPLACIENTE

Cristóbal Encinas Sánchez


        En una humilde celda de un penal, un gorrión se presentaba varias veces al día  en la ventana que daba al exterior. Por alguna razón le atraía estar en tan elevado lugar al que nadie tenía acceso. En días de fiesta,  siempre se acercaba a uno de los reclusos porque le guardaba unas migas de torta y pan tierno, las cuales comía con fruición. Como era un aficionado a la avicultura sabía cómo tratarlo. Cuando él lo llamaba se le subía al hombro y se las ofrecía. En varias semanas el pequeño gorrión depositó plena confianza en aquel hombre que lo alimentaba.                                                                              
     Cada mañana se posaba en aquellos hierros fríos y oteaba a todos los ocupantes de la mísera y estrecha celda, mientras que ellos trataban de captar su atención. Después se salía para asomarse a  las celdas contiguas, como diciendo: “aquí estoy yo”.  Al rato volvía y su mejor amigo le colgaba al cuello una minúscula valija  donde enrollaba los trozos de papel manuscritos. Era una alegría poder comunicarse las últimas noticias, un aforismo o algún poema muy solicitado, con los demás presos en sus momentos de ocio. Para entonces, todos preparaban sus mejores frases y esperaban contestación. Escribir aquellos mensajes cortos les  entretenía de una manera absorbente.                                                                                                                                                                                                                             El pajarillo siempre iba a las manos del preso, sentenciado a muerte, que le silbaba una canción que iba acorde con su destino. Después de que lo acariciara, se mostraba exultante con sus agasajos . Como ya no quería irse de allí, el preso le buscó acomodo en una pequeña caja de zapatos a la habilitó para que estuviera cómodo.
Todos los días, al amanecer, el gorrión salía de su habitáculo y se hacía notar revoloteando y piando cadenciosamente. Su mejor amigo le acompañaba silbando su premonitoria canción . El animal parecía entenderlo y no se alejaba demasiado de él. A continuación empezaban a prepararse los mensajes que, por orden de escritura, los llevaría a los presos de las habitaciones contiguas.
Pasaron varios meses y llegó la hora de ajusticiar al condenado. Aquel día, antes de que amaneciera, fueron a por él y lo esposaron. A la hora acostumbrada el pájaro salió y comprobó que todos los compañeros de su amigo estaban tristes y que lo miraban con gravedad.  Él se mostró intranquilo y lo manifestaba revoloteando con ansiedad: se sentía desamparado.
 Varias horas después trajeron el cuerpo inerte del ajusticiado en un féretro que se expuso en un rincón de una sala cerca del patio de recreo, junto a la ventana. El pajarillo vio aquel artefacto raro y se puso frenético, yendo de un lado para otro sin descanso, hasta que se salió al patio. Allí todo había cambiado, nadie reía ni le lanzaban sus misivas de cariño como en el día anterior.                                                                                                                                                   En los últimos vuelos  que realizaba desde una torre próxima se dirigía al muro de piedra que delimitaba la estancia y casi lo rozaba, parecía no verlo. Los reclusos se preocuparon y trataron de disuadirlo haciéndole gestos con enfado. En el último intento sobrevino lo peor. El impacto contra el muro fue demoledor y el gorrión quedó aplastado. Uno de los presos lo recogió del suelo para socorrerlo, pero ya había muerto. Lo entregó a uno de los compañeros de celda del ajusticiado.

  Aquella tarde los presos le construyeron un pequeño ataúd de madera y cuando fue la hora del entierro los dos amigos se enterraron juntos.                                                                                       Este fue un hecho que todos vivieron con gran sentimiento y  lo recordarían como el más entrañable acto de amistad y de locura durante muchos años.   

sábado, 16 de agosto de 2014

LA GATA EN EL MAÍZ

Cristóbal Encinas Sánchez


       Observaba pacientemente la gata, en el entorno a su cubil, cualquier movimiento sospechoso que le pudiera calmar su intranquilidad matutina. Se adentró en el maíz muy sigilosa y pendiente del más insignificante ruido. De repente, a varios metros de distancia, vio ascender, por el tallo de una caña, a una culebra bastarda, que pronto quedó enroscada. Bien camuflada, allí permanecía vislumbrando por si se posaba algún pajarillo.
No tardó más de dos segundos en verse a la gata saltar explosivamente para caer después al suelo en un lío inextricable. El ofidio golpeaba con su cola zigzagueante en todas direcciones y se retorcía para defenderse de aquel torbellino que la asfixiaba. Pero no lo consiguió. Le había mordido mortalmente en el cuello y no la soltaba. 
Los ojos brillantes del felino denotaban satisfacción y una seguridad plena. El poder con el que ella actuaba en estos casos era infalible: tenía que alimentar a sus retoños.


miércoles, 13 de agosto de 2014

A MI MARE

Cristóbal Encinas Sánchez

Esta noche he despertao
llorando mucho a mi mare
pue soñé que  se había muerto
y no quise habe soñao.                                                                                                                          
Desperté sin creé que viviera,
má despué, pensando un poco
me di cuenta del mal sueño
y me sentí to alegrao.
Y nunca quiero pensá
que mi mare un día muera
aunque se pasen los años:
mi muerte antes quisiera.
Yo quiero tanto a mi mare
 ¡como que ella me ha penao!
que cuando pienso en los daños
que yo a ella le he causao,
maldigo toa mi persona
por habé sío tan malvao
con esa que yo más quiero,
la que en sus brazos yo he estao;
la que me daba las sopas,
la que me ha alimentao.
Ahora yo me acuerdo
que cuando estaba acostao
ella venía a besarme
y a cerrá toas las ventanas
pa que no me entrara el aire.
Y la escuchaba marcharse
por escaleras abajo,
fatigá:
su corazón no le daba
pa andá subiendo y bajando.
Y a veces yo la enrité
por cosas sin importancia,
¡qué malos semos a veces!
El que me falte a mi mare
jamás le miraré bien
aunque ni Dios lo permita;
¡que mi madre es toa mi vida!
 y el que la vía le quita
me la quita a mí también.
Hijos de toas las mares,
 a vosotros me dirijo
para decisus que cuidao,
que si una mare se acaba
se pierde lo más valío,
se pierde el amor más dao.
Y no hacela nunca sufrí,
porque es la que más sus quiere,
que es la que sus ha parío.
Si alguien se pone en contra
de estas palabras escritas,
que ortografía no es que tengan
pero tienen sangre y vía,
nunca volváis a mirarlo,
no busquéis su compañía.
Por tanto, recordad esto
y siempre tengáis presente
que muchos, arrepentíos,
después de su madre muerta
desesperaos han llorao.

Y sus digo esto yo
-perdonar mi ortografía-,
hijo como otro cualquiera,
que una mare es una mare
 y to lo demá... pasao.


Córdoba, febrero de 1976.

martes, 12 de agosto de 2014

DOS BESOS

Cristóbal Encinas Sánchez

En una tarde de pálido cristal
lancé un beso a través del océano;
se golpeó contra las olas,
luchó contra la tempestad furiosa,
pero también le acarició la brisa.
En la última jornada se encontró a tu beso
y juntos se fueron de la mano                                                                   para no sufrir más inclemencias. 

lunes, 11 de agosto de 2014

UN GITANILLO

Cristóbal Encinas Sánchez
Asoman por la ventana
los dos ojos negros
de un niño pequeño.
Su faz es alegre,
acaracolado el pelo,
y se muestra sonriente.  
Panderetas y palmas hierven
con sus canciones
a las orillas del río
todas las tardes.
Y por las mañanas,
con el pregón de los gallos,
ya se está levantando  
para  ver las flores,
correr por las laderas
de los lejanos cantos
y de los sembrados.
Está hecho de nervio,
y al pasar por mi casa,
por si estamos dentro,
sube la persiana.
Entonces ojea,
nos saluda y se planta
haciendo una pose  
mostrando su casta,
diciendo unos versos flamencos
que hablan de España,
y después sale corriendo                                                                     para perderse en la plaza.
Asoman por la ventana
unos ojillos negros
de un niño pequeño,                                                                           que son una gracia.

domingo, 10 de agosto de 2014

EN TU VEJEZ

Cristóbal Encinas Sánchez                                                                        
Y tanto juntar dinero        
para al fin no tener nada,
si  luego toda riqueza
engruesa el mal de la espalda.
Tampoco nos ayudará  
el mal que le hayamos hecho
a las personas honradas.
Pesan mucho para ti,
mas, tú no las llevarás,
todas se quedan aquí.
Te dará tranquilidad
juntar el amor de todos,
¿qué más necesitarás?
Comprensión y confianza
que todos te prestarán
si tú te portaste bien,
cuando pudiste hacer mal;
sin embargo, no lo hiciste
pensando en la Humanidad.
Dotaste a tu vida de algo
que nunca se podrá borrar:
trabajo y sencillez
que nos supo conquistar.
El amor de las personas
que en su niñez están,
en tu vejez las penas
seguro te aliviarán.
Cuando encendiste la hoguera
unos días antes de Pascua,
sigue ardiendo a plena ascua 
antes de que yo naciera

sábado, 9 de agosto de 2014

A ROSA

Cristóbal Encinas Sánchez

AROMAS DE AMOR Y ESENCIA DE FLORES
SEMBRASTE.
SUEÑOS, AURORAS Y CANTOS DE CIELO 
DEJASTE.
VERDAD Y ARMONÍA
FUE TU PRESENCIA,
RECUERDOS, NOSTALGIAS,
REFLEJAN TU AUSENCIA.
TU VIDA PRESENTE,
EN UN CIELO AZUL,
TE ACOGE, TE ABRAZA,
Y ESO NOS QUITA
LA PENA DEL ALMA.
POR TU ALMA, POR TUS HUESOS Y POR TUS AÑOS
SE PIERDEN UNO A UNO LOS QUE TE QUIEREN.
TÚ, LO SABES.
¡RECUÉRDALO!

(Arbuniel, a 20 de octubre de l974)

INDIGESTIÓN PRECOCINADA

Cristóbal Encinas Sánchez

        Un vagabundo le echó al fiero y hambriento perro varios trozos de carne pulpa. Dentro de los más grandes había introducido una bola de pequeños alfileres liados en una tripa de cordero. En los demás había clavado fragmentos pequeños de agujas. Todo estaba calculado. Tanto si comía unos u otros, con el apetito que siempre mostraba, entraría la ponzoña en el tracto digestivo de una forma irrecuperable, pues tal era su ímpetu y necesidad que nunca se le vio devolver nada que entrara por su boca.
El animal era temible y los niños teníamos cuidado de no acercarnos a la casa cuando no estaba atado a una cadena que se deslizaba por un cable tenso entre los muros del jardín. Y molestábamos a los dueños, porque ladraba con desespero y muy vigorosamente, al pasearnos  repetidas veces por delante haciéndole mohínes.
El perro estaba siempre pendiente y disuadía a cualquier osado que intentara adentrarse en sus dominios. Por la noche lo dejaban suelto y por eso nadie pensaba en acercarse los alrededores de la misteriosa casa.

En días los días posteriores, al pobre perro no se le vio. Y ya no pudo seguir alimentando la soberbia del vejestorio, que hasta entonces había alardeado de su trabajo de vigilancia. 

Atrás quedó la soberbia de la “señora” que tantos años se había manifestado de una manera tan desalmada, déspota y con tan pocos sentimientos. 

CUANDO TÚ NACISTE

  Lema: ¿Por qué dicen amor cuando quieren decir sexo?
                                       Cristóbal Encinas Sánchez

         No había nadie como Nadine cuando nació. Quiso la suerte que su madre fuera a casa de sus abuelos en diciembre y en tiempo de recoger la aceituna. Cuando la parió su madre ya hacía menos frío, a finales de marzo, pero estuvo trabajando todo el día en el olivar. Era un día radiante, templado, y ella vino con mucha salud y una mata de pelo que sorprendía a los vecinos. El frío había menguado tanto que ella lo agradeció y así lo mostraba. Su abuela tenía un gran interés por su crianza y Nadine le correspondía con entusiasmo. Cuando la veía llegar a casa le ofrecía sus bracitos para que la aupara y así ella abrazarla con insistencia. Siempre sonriente, era su alegría y por ello decidió hacerse cargo de ella cuando su madre tuviera que salir.                                                                                                                          Cuando cumplió los dos años, su madre se fue de casa, bajo las promesas de su marido de dedicarle más tiempo, de amarla plenamente y de no dejar pasar un día sin mimarla. Esta vez cambiarían las cosas. Pero su marido volvía a mentirle: “Niña de mis ojos, sólo veo por ti”. Con frases como esta, sería suficiente como para que ella se entregara nuevamente a su juego: la trampa seguía urdida. Como un vampiro le sorbió la juventud y la lozanía de sus mejores años. Nunca hubo un significado próspero en aquellas palabras exentas de amor y sin compromiso, solo agravio y dolor.
    Transcurrieron los años y fui a casa de tus abuelos, Nadine. Tu madre y ellos estaban sentados al calor del hogar y me recibieron con buen semblante. Entonces les pedí su consentimiento para cortejarte. Este detalle, tus abuelos no lo habían realizado en su noviazgo y por ello se vieron reconfortados, y aprobaron nuestra relación, ilusionados, tras constatar que nuestro comportamiento diario era correcto.
Ahora podían descansar, estando seguros de que yo no iba a aprovecharme de ti. El resto de sus días fueron más placenteros y felices viéndonos ya casados.
Tu madre empezaría a darse cuenta de lo que sus padres le habían intentado enseñar. Ella no les puso oído a sus palabras y pagó caro el sacar un fruto rápido a sus inmaduros años.





jueves, 7 de agosto de 2014

TÚ, CABELLO


Cristóbal Encinas Sánchez

Pendes de su cabeza lacio,
suave, de terciopelo,
dejas peinarte despacio,
¡tú, largo, fino y negro!
El brillo que mantienes
alardea a esos ojos
que por vecinos tienes.
Entre los dos resaltáis
en su cara el esplendor.
¡Quién no pudiera estar
en ese puesto de honor,
en tu elevado lugar!,
y acariciar con ternura
sus ojos, su boca,...su faz.


LAS OLAS DE MI SOLEDAD

LAS OLAS DE MI SOLEDAD                                                                          Cristóbal Encinas Sánchez
Cuando braman las olas, su ruido
apaga lo sonidos de mi boca
y aparecen tormentos que me azotan
si no oyes de mis labios el quejido.
Ese bramido impetuoso y fiero
ha sentado en mi ser el desconsuelo
y el desvelo se apodera lentamente
de mis ojos escondidos de llorar.
Si las olas se apaciguan un instante,
a ti, que estás tapada por las aguas,
iré a contemplar tu cara, cuando salgas,
para apreciar tu belleza fascinante,
para hablarte dulcemente y con ternura:
de mis labios un beso partirá .
Mas, si ellas se oponen con sus voces
y bramidos no dejarnos conversar,
¡déjame a tu lado estar!
por lo menos un momento,
para que encuentre  la paz
que  busco con esfuerzo, sin cesar,
si no es tu cara, tu imagen                                                                      la estampa preferida de mi mente.

miércoles, 6 de agosto de 2014

CUANDO SEAMOS VIEJOS


CUANDO SEAMOS VIEJOS

Cristóbal Encinas Sánchez

Cuando llegue el tiempo de morirse, 
cuando seamos viejos,
te miraré a los ojos, fijamente,
para que recuerdes estos días de los años jóvenes,
de los de ahora,
de los que parece que no pasarán nunca.
Pero sí pasan, y acuérdate de esto;
han de transcurrir breves momentos 
para que nos encontremos con el pelo cano;
no te olvides de que el tiempo pasa desapercibido,
incansable, en lo que tardas en guiñar un ojo.
Y no me equivoco, ya verás como es cierto.

El tiempo pasa, la vida se repite
y parece que no ha cambiado nada 
desde que nos dimos cuenta un día.
Pero el tiempo cambia las horas,
los días, los años y las formas;
solo queda igual el firmamento y la muerte.

Cuando llegue el tiempo de morirse,
cuando seamos viejos,
te miraré a los ojos, fijamente,
para que te des cuenta ahora
y disfrutes los años jóvenes.

Y, entonces, ¿qué será de tu vida,
y qué de la mía?
Quizá tú pases por la calle y no te mire, 
como tal vez tú a mí, sin darnos cuenta.
Ya ves, el tiempo hace nuevas circunstancias 
y nuevas sendas que solo se siguen sin remedio.
Esto es como una novela o un teatro,
y yo represento mi papel como tú el tuyo,
a nuestra manera, sin prisa.
A veces, digo: ¿cómo seguirá mañana mi novela?
Transcurrido un tiempo, pienso:
así de esta forma toma su camino.
Y la obra sigue incansable.
Y el tiempo pasa y pasa sin miedo, vertiginoso,
tanto, que me vi niño y adulto en un momento
antes de darme cuenta y entenderlo.
Mas, aún nos queda algo:
un futuro no menos fugaz que ese pasado, 
tal vez traicionero, no lo sé,
pero más que traicionero, falso.
Y no puedes pensar nunca
que será como estar en un rincón acomodado
con la cama calentita y buenos sueños:
el futuro es ahora mismo y nunca sereno.
Es una ilusión tan esperada
como el puente que empezamos a cruzar 
-que es la vida- y pronto acaba,
pero siempre morimos en el puente.

Acuérdate de esto que te digo 
y de que cuando éramos jóvenes,
pensé que estos momentos 
serían un recuerdo vago  
vivido en el futuro desde hacía años.

Y cuando llegue el tiempo de morirse,
cuando seamos viejos,
te miraré a los ojos muy fijamente,
recordando aquellos días de juventud.


                                                                                      



                                     

martes, 5 de agosto de 2014

FALSO RELOJ

           FALSO  RELOJ                                                                 ( Cristóbal Encinas Sánchez )   
        
En mi habitación,
el tic-tac de mi reloj
iba haciendo desaparecer lo oscuro.
Y yo creí que mi reloj quitaba la noche.
Un día se me paró
y me di cuenta de que la noche
entraba agazapada y salía presurosa.
Era un reloj falso.
Lo tiré por la mañana.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             

lunes, 4 de agosto de 2014

LOS EXÁMENES MUERTOS

LOS  EXÁMENES MUERTOS                                                                 Cristóbal Encinas Sánchez

Por ahí vienen los exámenes
muertos de sueño;
por ahí viene el tiempo muerto
solo sin nadie.
Por ahí llega mi tiempo libre,
dispuesto a tentarme,
solo ante mis libros
cerrados y tristes.
Ya vienen los días
cortos y largos:
largos de estudio,
cortos de aire.
Cortos de luz y de campo
son ya mis horas:
mis ojos se cierran,
se adolece mi espalda.
Pero vienen los exámenes,
por la mañana
a duermevela, cansados,
caminando a gatas,
muertos del ensueño
por las notas  altas.
Yo los haré con aire,
yo solo con mis libros                                                                            que aprenden del  hambre.

BESO DE PAPEL

BESO DE PAPEL
Cristóbal Encinas Sánchez

Beso un beso tuyo en un momento
Y el monte se me echa encima de lo que siento.
Tus labios agrietados, en un  lamento,
Los busco sin descanso,
Y no me arrepiento.
Guardo tus labios rojos en fino paño
Que llevo en el bolsillo siempre, a mi lado,
Porque hace muchos años que no te he visto,
Y son muchas las noches sin tu cariño.

Tú dices que te acuerdas de mi persona,
¡Ay, niña!, si me vieras, que no eres sola.
Dices que los días se te hacen largos,
A mí, se me hacen negros, tristes por años.

Beso un beso tuyo y se me hace amargo
Porque beso una tela de verde esparto.
Un beso me diste y lo llevo dentro,
Muy dentro de mi alma y de mi recuerdo.
Lo cubrí con un manto dulce amapola,
largo en el tiempo y que me arrincona.

Se volverá del color suave de una delicia
Que de tu boca partió como suave brisa.
Y en mi boca resonaron palabras locas:
Ay, ¡beso de papel!, si fueras boca.