Cristóbal Encinas Sánchez
        Se paró frente al escaparate de una
antigua tienda de regalos. Contempló un taco de cartas escritas a mano que
estaban atadas con una cinta rosa. Le traían viejos recuerdos, pues tenía varios
corazones dibujados junto al nombre del destinatario. 
A ella le
hubiese gustado guardar las suyas, eran tantos los sueños que albergaban y que
podrían haberse hecho realidad. Pero no se hicieron. Tuvo que devolvérselas a su
ex novio porque él no quiso dejar una prueba de que había incumplido sus
promesas. 

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