Los campos tristes y solos
se quedaron.
Aromas de azucenas y otras
flores,
se los privaron de ellos
tus amores:
tus huellas en sus mentes
se grabaron.
Anhelan todos tu pasado;
amaron
en toda hoja escondida tus
colores;
mas no encontraron rastros
ni rencores;
sinsabores dejaste,
marchitaron.
Se va pudriendo todo, pero
esperan
el amor que tú les diste en
tu lecho.
Sí, ni la paz ni la vida
prosperan.
Anhelan tu regreso; y yo te
echo
pesares del esfuerzo que
reiteran,
amores que tenemos sin
despecho.
Cristóbal Encinas Sánchez
(Córdoba, 1974)
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