Cristóbal Encinas Sánchez
Es triste, lamentablemente, ese olvido.
Hay tantas posibilidades de que las cosas se
tuerzan
y no lleguen a buen fin,
que esta puede ser una de ellas:
no mirarte a los ojos fijamente
y torcer la mirada brusca hacia desconocidos campos;
por algún motivo no razonable,
no explicable, incluso anormal,
pasa.
¡Qué bonito si todo se pudiera allanar!,
si se pudiera comprender a la otra persona
y llegar a un acuerdo,
sin romper las lágrimas
con un simple apaciguamiento de los nervios,
de la boca,
para poder seguir hablando...
y entusiasmarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario