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jueves, 17 de julio de 2014

ELOGIO AL ROSCO Y AL VINO                                        Cristóbal Encinas Sánchez    
                                                                                                          Mi trabajo me ha costado:  he pesado, he cortado y bien medido;  frito y azucarado después me lo he comido. No sé si en algo he fallado, si en el freir o enrollar, pero guay me lo he pasado al sopesar y raspar, más poniendo que quitando encerrado en la cocina. Montando las claras,  removiendo con la harina  y añadiéndole un vasito de anisete a la leche, un puñado de canela.  No me enfadó el resultado: el sabor me entusiasmó del rosquete,  y más si está bien formado.Sacarlos de la sartén   en su punto justo,  y no quemados , por dos veces espolvoreados, porque así quedan  al gusto. 
Después, sentarme a la lumbre, fui a posar como es costumbre en invierno para sacar de vino añejo la bota, buen pellejo, con un tiesto de garbanzos y rosetas, una orcilla de aceitunas aliñadas con romero y con tomillo  y una tira de tocino, no muy fino, de unos dos dedos de grueso. ¡Ahí va eso! Medio quemado el torrezno, es delicioso el manjar, mejor diría suculento sobre un trozo de pan que no te quepa en la mano. Quedo en paz.
Lamento dejar, hermano, mis dos entretenimientos: hacer roscos de sartén, ponerme a la lumbre presto con buen vino y alimentos. El harakiri después, y a pierna suelta, durmiendo.

También tengo que decir 
que yo solo no podría, 
hacer la confitería  
ni que soy un buen gourmet  
y que solo he fabricado 
estos roscos de sartén:
mi mujer estaba al lado 
de mi y yo sin ella no sé, 
-y de esto si sé un rato- 
ni fregar un simple plato, 
a no ser por su entender.
Gracias le debo ofrecer.

2 comentarios:

  1. ¡Madre mía, te pusiste tibio!
    Y... ¿la compañia qué...?
    También es importante...
    Me gusta el ambiente narrado, sólo que hoy hace mucho calor y me cuesta un poco más imaginarlo... jejejejeje

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  2. La compañía es tan importante que si no hubiese sido por ella no habría hecho nada: ni los roscos ni el poema. Buen apunte.

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